Que el Imperio reunido por Carlos I de España y V de Alemania (con los matices que requieren estos títulos) fue impresionante nadie lo duda. Pero para mayor demostración, fijaos en la retahíla de títulos que sucedían a su nombre a la hora de publicar cualquier documento (antecedido por la justificación divina de su poder):
En el nombre de Dios todo poderoso Padre, Hijo,
Spíritu Santo, tres Personas, un solo Dios verdadero y de la gloriosa
siempre Virgen y Madre suya Santa María, nuestra Señora, y de todos los
Santos y Santas de la Corte Celestial. Nos don Carlos, por la divina
clemencia Emperador de los Romanos, Augusto Rey de Alemaña, de Castilla,
de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Hierusalém, de Ungría, de Dalmaçia, de Croaçia, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valençia, de Galicia, de Sevilla, de Mallorca, de Çerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murçia, de Jaén, de los Algarbes, de Algezira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Indias, islas y Tierra Firme del Mar Océano, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Brabante, de Lothoringia, de Corintia, de Carniola, de Linburg, de Luçenburg, de Gueldres, de Athenas, de Neopatria, conde de Barcelona, de Flandes, de Tirol, de Auspurg, de Arthois y de Borgoña, palatino de Henao, de Olandia, de Zelandia, de Ferrete, de Friburg, de Hanurg, de Rosellón, de Hutfania, Langrave de Alsacia, marqués de Burgonia y del Sacro Romano Imperio, de Oristán y de Gociano, príncipe de Cataluña y de Suevie, señor de Frisia, de la Marcha Esclavonia, de Puerto Haon, de Vizcaya, de Molina, de Salinas, de Triplo y de Malinas, etc
Y eso que concluye con un etcétera que hace pensar que aún se quedan cosas en el limbo. ¡Pobres escribanos, lo qué tenían que trabajar cada vez que copiaban un documento del emperador!.
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