Lo prometido es deuda: los inicios del cine

Como os adelanté antes de las vacaciones, vamos ahora con los inicios del cine, ese invento inserto en las grandes innovaciones técnicas que trajo la Segunda Revolución Industrial. El cine es una de mis grandes aficiones, y soy un cinéfilo de esos que piensan que "ya no se hacen películas como las de antes", aunque con lo de antes no me refiero a éstas, que tienen un interés puramente histórico porque el argumento digamos que deja algo que desear, jejeje. Y eso que algunos casos son muy destacados, como el del "Regador regado", con la que la gente se partía el pecho, o el de "Viaje a la luna" verdadero origen del cine fantástico y de ciencia ficción, amén del primer film donde los efectos especiales son eso, especiales. Vamos, que la imaginación, en este caso de Georges Mèlies, supuso descubrir que el cine no sólo servía para mostrar la realidad, sino también para visualizar nuestras fantasías y anhelos.

Vamos primero con las obras de los Lumiere, inventores "oficiales" del cinematógrafo. Por cierto, que uno de ellos, Auguste, declaró lo siguiente: "Mi invento no es para venderlo. Puede ser explotado durante algún tiempo como curiosidad; aparte de eso, no tiene ningún futuro comercial". De inventor, mu bueno, pero de adivino iba a pasar hambre...En las primeras proyecciones públicas, presentaban una serie de cortometrajes de entre los que destacaban, por ser los preferidos por el público, "La salida de los obreros de la fábrica", "La llegada del tren a la estación de la ciudad" y, sobre todo, "el regador regado". Aquí tenéis la tercera, primero, y las otras dos después.

Como curiosidad, pódéis ver también algunas de las películas que Edison proyectaba con su kinetoscopio, antecedente del cinematógrafo y diseñado por el propio Edison y dickson, uno de sus trabajadores. Un próximo artículo estará dedicado a Mélies (si no se me olvida)